Entrevista en ABC




ABC (6/11/2023)

La Facultad de Filología acoge hasta este martes las jornadas universitarias '2013-2023: La 'Década Prodigiosa' del aforismo español'. A este encuentro acudirán hasta mañana destacados expertos que hablarán sobre este tema. Como organizador de este encuentro está José Luis Trullo (Barcelona, 1967). Afincado en Sevilla desde 2001, este licenciado en Filología Hispánica es escritor, traductor y editor preside desde 2018 Apeadero de Aforistas, plataforma de difusión del género más breve. Ha editado los dos primeros tomos de la 'Enciclopedia de Libros Españoles de Aforismos', actualmente en la BVMC. Coordinó, junto a Manuel Neila, El cántaro a la fuente. Aforistas españoles para el siglo XXI (2020). Ha publicado, entre otros libros, la antología Dios en el aforismo y el ensayo Expirar en la frase más breve. Sobre el aforismo y más allá. Como aforista, ha escrito varios libros, tanto con su propio nombre como bajo el heterónimo Felix Trull.

-¿Por qué el calificativo de 'década prodigiosa' para calificar un período literario?

-Creo que no es gratuito. De hecho, desde 2013 (fecha de la publicación de la antología 'Pensar por lo breve', de José Ramón González), el género más breve ha experimentado en España un crecimiento exponencial como nunca lo había vivido en toda su historia. Aunque el aforismo existe prácticamente desde siempre (las sentencias, los oráculos o los propios refranes forman parten de la esencia de la cultura humana), su adopción por parte de la literatura es mucho más reciente. Es con el romanticismo cuando se empieza a cultivar como un género digno de atención, aunque hasta fechas recientes ha sido considerado como menor, anecdótico o insustancial. En el siglo XXI se produce un salto cualitativo y cuantitativo que se traduce en un interés creciente, por parte de autores, editores y lectores, en torno al aforismo como una forma literaria a caballo entre la filosofía y la poesía, que congenia bien con una época que exige concisión y eficiencia, por un lado, pero por otro se complace en la polisemia, la ambigüedad y la ironía. Todo ello encuentra en el aforismo un vehículo privilegiado.

-¿Qué hitos jalonan esta década para considerarla especialmente fructífera?

-Numerosos. Se han creado colecciones específicas de aforismos, han surgido entidades destinadas a promocionarlo, se han reeditado títulos descatalogados, se han celebrado congresos universitarios y la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes ha implementado un portal monográfico dedicado a la Aforística Española Actual, con un volumen de materiales ingente. Incluso el Diccionario de la Real Academia acaba de incorporar la voz aforista, por primera vez en su historia. Nada de esto había ocurrido hasta ahora.

-En este contexto, ¿qué propósito tiene la celebración de unas jornadas universitarias en torno a dicha década?

-Tras todo éxito subyace una amenaza. En el caso del aforismo, la exuberancia de propuestas no puede ocultar ciertos peligros, como el de la banalidad, la falta de ambición o el abuso de fórmulas consabidas. Urgía un gran evento académico en el que los principales especialistas en la materia sometiesen a evaluación los réditos de esta década, poniendo sobre la mesa el debe y el haber de un género que, sin disciplina, puede morir de éxito.

-¿Por qué en Sevilla?

-En Sevilla tienen su sede un gran número de editoriales especializadas en el aforismo, así como numerosos aforistas en ejercicio: Carmen Camacho, Antonio Rivero Taravillo, Jesús Cotta, Victoria León, Tirso Priscilo Vallecillos, Florencio Luque, Javier Salvago, Javier Sánchez Menéndez... En esta ciudad celebramos, en 2019, la Semana del Aforismo, que supuso un punto de inflexión en la evolución del género más breve en España. Con Sevilla el aforismo español actual tenía una deuda que con las Jornadas empieza a saldar.

-¿Qué echa en falta en el aforismo que se practica ahora mismo?

-Lo que le comentaba: ambición. El aforismo, por su propia materialidad (tan exigua), es una forma literaria sumamente exigente. Enseguida acabas cayendo en lo previsible, que es enemigo de lo artístico. No pocos aforistas se han convertido rápidamente en imitadores de sí mismos, publicando cada año un libro prácticamente calcado a los anteriores. Hay algunas excepciones, claro, que asumen el aforismo como un reto para inspeccionar nuevos territorios expresivos. Sin ese sentido prospectivo, el aforismo pronto volverá a la marginalidad en la que había subsistido hasta ahora. Hay a quien no le importa, porque parece preferir un aforismo jibarizado, manejable, casi un juguete. No es mi caso.

-¿Qué autores le parece que podrían estar en la senda adecuada?

-Principalmente, los poetas. Son aquellos que se toman verdaderamente en serio la expresión literaria, bella y condensada, de una idea fecunda. Autores como Fernando Menéndez, el decano del aforismo español; escritores con amplia trayectoria a sus espaldas, como José Ángel Cilleruelo, José Mateos o Florencio Luque; y voces más jóvenes, como las de Juan Manuel Uría, Sihara Nuño o Miguel Ángel Gómez, sí manifiestan ese compromiso esencial con la ambición y el riesgo que deben guiar la creación artística, con independencia de su extensión. Que un género se exprese con pocas palabras no significa que sea pobre. Quizás todo lo contrario...